Cuando el cliente no sólo no tiene la razón

Hace unos días leía en el blog Alsd.es una reflexión acerca de la pataleta que había montado el titular de una línea que Pepephone está a punto de desactivarle tras 8 meses de inactividad.

El bitólogo (que así se autodefine el susodicho porque “trabaja en la cosa de los bits”) es uno de los artífices de Menéame y desde su blog personal argumentaba en 2 largas entradas (1 y 2) lo indignadísimo que estaba ante el trato que le dispensaba Pepephone.

Este es un resumen del drama de Benjamí Villoslada:

Hace unos años decidió cambiar de número de móvil “y nunca conseguí que algunos contactos despistados tomaran nota. Durante unos años corrió por redacciones, y de vez en cuando sonaba desde algún medio”.

Se decantó por Pepephone para hacer lo que popularmente se conoce como “aparcar su línea”. Optó por la OMV de los lunares por una cuestión de precio: no exigen consumo mínimo mensual.

A diferencia de la mayoría de las operadoras, incluso las OMV, Pepephone no cobra nada si el cliente no lleva a cabo ningún consumo.

“Me recibieron con una carta escrita en el habitual tono ‘cuqui’ de la casa. Incluso decían que eso de las condiciones de uso era muy aburrido, y que por eso a continuación me pasaban las instrucciones para convertirlas en un avión de papel”, relata el ahora damnificado.

Y ahí se quedó la línea, muerta del asco, con el contestador activado por si en algún momento a alguien le daba por llamarle aunque hubieran transcurrido varios años desde que usaba otro número.

El caso el que al cabo de unos 8 meses Pepephone se pone en contacto con el meneador y le cuenta lo siguiente:

“Conforme a nuestro contrato de prestación de servicios, cuando una línea permanece sin consumo durante tres meses, ésta es considerada inactiva y el contrato queda resuelto previo aviso de un mes de antelación”.

Acto seguido el ciudadano monta en cólera. ¿Cómo es posible que la compañía del buenrrollismo ose a decirle semejante tropelía?

El nivel de indignación de algunos clientes se rebasa con mucha facilidad.

Seamos un poco empáticos y pongámonos en los zapatos de Pepe, el tipo de la tupida melena y el traje de topos rojos. Este podría ser el resumen contado desde esa otra óptica:

  • Hace 8 meses un cliente solicita una portabilidad y se le envía una SIM mediante un servicio de mensajería urgente que tiene que identificar al titular de la línea. Estos 3 conceptos (tarjeta, envío e identificación) tienen un coste que asume íntegramente Pepephone.
  • Mantener cada mes una línea activa supone un gasto, que asume la operadora y no repercute en ningún momento sobre el cliente.
  • Y durante todo este tiempo el cliente no ha pagado ni un solo céntimo.
  • Ahora tampoco tiene que hacer ningún abono. Pepephone no le pide nada, simplemente le comenta que lleva casi el triple del tiempo que marca el contrato sin hacer ningún uso y le advierte que la línea se desactivará en unas semanas.
  • Eso quiere decir que el usuario tiene tiempo más que suficiente de volver a portar su línea donde quiera si es que tuviera algún interés en conservar ese número aunque no lo haya utilizado durante el último año.

¿Dónde está la ofensa? ¿Cuál es el problema? ¿Acaso pretende que Pepephone conserve activa per sécula seculorum esta línea condenada al ostracismo? ¿No es capaz de ver que, por muy buen rollo que destile esta empresa, su objetivo es el de resultar rentable para sus accionistas?

Además, se añade otra circunstancia, en unas semanas Pepephone tiene que reemplazar todas las SIM de su cartera de clientes. Lógicamente lo hará sin ningún coste para sus usuarios, aunque la operación costará varios millones de euros. ¿También pretende que le envíen de nuevo a un mensajero y le regalen otra tarjeta que seguramente ni se dignará a insertar en un teléfono?

Personalmente opino que no tiene ninguna razón para quejarse. Todo lo contrario. Debería estar muy agradecido porque le hayan permitido parasitar de ese modo y durante tanto tiempo. Así que, si le parece que todavía podían haber hecho más, no me quiero ni imaginar cómo se pondrá el día en el que una empresa, sea la que sea, abuse de él como consumidor algo que, por desgracia está a la orden del día.

Y luego nos lamentaremos cuando las compañías tengan que añadir cláusulas para evitar o prevenir este tipo de abusos…

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